Memorias de Jarabacoa: Encuentro Iberoamericano por la Educación

Gracias a la invitación que nos hizo la Fundación SM en Jarabacoa, República Dominicana, a veinticuatro líderes de la educación provenientes de diez países, pudimos compartir e intercambiar experiencias desde la lúdica, el pensamiento y la expresión corporal.

Acompañados por grandes maestros educadores como Joan Quintana, Marcela Bloomfield, Bernardo Toro y Anita de Andrés. Además contamos con la coordinación de Javier Palop, Paula Benito, Estrella Machuca y Sebastián Correa. Para todos ellos mi cariño y agradecimiento.

Con el propósito de dar a conocer algunos de los importantes aportes recogidos en este encuentro me limitaré a compartir mis impresiones.

Liderazgo y autoconciencia

Debo reconocer que las dinámicas propuestas por la profesora Bloomfield, a través del despertar energético y las técnicas de “Mindfulness” despertaron en nosotros la autoconciencia y el reconocimiento de un nuevo liderazgo, que se inicia haciéndose consciente en el cuerpo, en la espiritualidad y en el encuentro con el otro, para inducirnos amorosamente a un cambio interior que se proyecte a los demás.

Esa autoconciencia debe ser reflejada en el liderazgo de los maestros como agentes transformadores y promotores de un cambio social,  que sólo será posible en la medida en que se transformen a sí mismos. Desde los tiempos del cristianismo hasta el presente, se viene planteando la necesidad de la creación de un hombre nuevo, ideal compartido luego por líderes revolucionarios como el Che Guevara, que igualmente pensaron que para transformar el mundo primero había que transformar al hombre y crear así un líder que encarna todos los valores, características y cualidades del hombre que se pretende formar en la nueva sociedad.

No estamos solos

Escuchando las experiencias tan interesantes de mis compañeros, pude constatar que las problemáticas que ponen en crisis el sistema educativo a nivel mundial terminan siendo las mismas y comunes a todos.

Siendo así, es necesario convocar a un gran diálogo por la educación que rebase las fronteras y permita construir redes entre los maestros para romper el aislamiento, lograr una comunicación que facilite sobreponernos a nuestras propias tragedias, en un intercambio de ideas y experiencias que ayuden a encarar los desafíos del mundo en crisis y posibilite que la voz de los maestros sea tenida en cuenta a la hora de formular las políticas que en materia educativa se legislan desde los altos gobiernos, en cada uno de nuestros países.

Si somos alrededor de seis millones de educadores en América Latina, ¿se imaginan la capacidad de movilización, fuerza e imaginación que podríamos desplegar en la búsqueda de soluciones, que van desde las prácticas de aula, la integración de un currículo, pasando por los factores que afectan la vida escolar?

No podemos desconocer que la crisis de la familia, la drogadicción y hasta las consecuencias que padecemos en virtud del cambio climático impactan y afectan la vida escolar. Es necesario entonces, construir una nueva narrativa para la educación que nos haga entender, a través de ese gran diálogo, que si seguimos aislados nos será imposible resolver las diferentes crisis: económicas, sociales, ambientales. Entender que ningún problema se resuelve en cada país y que nos toca aprender a pensar el país como continente. Esa nueva narrativa nos debe ayudar a comprender por qué somos como somos y así mismo nos ayude a ordenar el caos.

Asumir la educación desde un enfoque sistémico ayuda a ser asertivos en los cambios que se proponen. Como bien lo explica el profesor Bernardo Toro, debemos aprender de la naturaleza; tal es el caso de los daños causados al río Amazonas catalogado como el más grande del mundo. Para recuperarlo y evitar su devastación se requiere una intervención global que involucre de manera creativa a los nueve países por donde atraviesa su cauce. Soluciones aisladas y parciales serán en consecuencia nulas e ineficientes.

La escuela, como proyecto de transformación cultural

La experiencia que compartí en República Dominicana concibe a la Escuela como eje de la transformación cultural; proyecto que encuentro validado en las experiencias que presentaron muchos de los compañeros que asistieron a este evento y en las visitas que hicimos a dos proyectos educativos: la vida sobre el río Ozama y el Centro Calasanz, en la Puya.

Inspirado en lo anterior, propongo estructurar un proyecto que recoja las experiencias exitosas de los líderes de Jarabacoa y podamos perfilar una propuesta, que en la medida que presente sus bondades, pueda ser modelo a replicarse y escalarse en muchas partes de nuestro continente.

Para comenzar, pongo a consideración algunas preguntas problematizadoras, a las que iré dando respuesta mediante publicaciones sucesivas: ¿Por qué avanzar hacia un currículo nacional y un currículo continental? ¿Cuáles son los indicadores para una educación pública de calidad? ¿Cómo la escuela transforma la cultura de los pueblos? ¿Cómo la Escuela, debe abordar el cambio climático? ¿Qué debemos entender por educación gratuita?

Los anteriores interrogantes hacen parte de un proceso de investigación - acción – participación, conforme a la metodología del sociólogo Fals Borda, llevada a cabo por un equipo de profesores en la institución educativa María Auxiliadora, ubicada en las montañas de Colombia, esperando con ello producir una propuesta que desde la educación rural transforme y aclimate la paz en nuestro país. 

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.

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